Hubo una teología racionalista de carácter astral entre los filósofos e ilustrados griegos creadores del Logos solar. Se dio estricta adoración solar en el culto imperial romano del siglo tercero, importado desde Siria por Heliogábalo y reinstaurado, más tarde, con otras formas, por Aureliano. Y se produjo un sorprendente sincretismo solar en los tres últimos siglos del Imperio romano.