Es difícil evitar la tentación de inquirir sobre el origen y razones del primer sacrificio, cuya repetición ritual debió conformar la estructura simbólica del mito. Complicada tarea que hace que, en cierto modo, nos conformemos con la enigmática cita de Hesíodo en la que nos anunciaba que el sacrificio había comenzado «cuando se separaron los dioses y los hombres».