No hubo manifestaciones ni signos externos de ningún tipo en el cristianismo hasta finales del siglo segundo; fechas en las que se usaron, las figuras del Buen Pastor, el Pez (o el pan y los peces), el Ancla y la Paloma. Todos ellos signos de una espiritualidad cuyos referentes conducían al espacio mitológico y astral de la época. El crucifijo…