Osiris presentaba demasiadas aristas como para ser identificado únicamente como un dios de la vegetación. Más allá del estereotipo del dios muerto y resucitado, Osiris (un dios revivido entre los muertos) puso en juego un complejo sistema de símbolos orientados a la «evidencia» de una nueva vida tras la muerte; un significado interpretado a partir de su poder cósmico inmanente.